martes, 28 de agosto de 2012

 
 
historia del español o castellano
 
                                              
La lengua que conocemos como español o también castellano (denominación empleada dentro de España), es una lengua romance o latina que se gestó y se formó paulatinamente en una región de la península Ibérica entre el S. VI d.C. y el S.IX-X d. C., aproximadamente entre el año 500 y el año 800 ó 900 d. C., como todas las lenguas romances, sin que existiera antes, apareciendo sus primeros testimonios escritos en glosas junto a escritos en puro latín, hacia finales del S. X o inicios del S. XI d. C. Es por tanto de entrada una barbaridad decir que lenguas que parcialmente pudieron hablarse en diversos puntos de la península en épocas muy anteriores y que hacía muchos siglos que estaban perdidas y muertas, o bien sus hablantes, influyeron directamente en el español, cuando el español no existía y tardaría muchos siglos en aparecer.
Las lenguas romances o latinas son un grupo de lenguas generadas por deformación y evolución directa del latín, es decir, son todas ellas latín modificado, de las cuales las principales vivas son italiano, rumano, retorromance, sardo, francés, occitano en todas sus variantes, castellano o español, catalán, gallego y portugués (además de muchas otras lenguas minoritarias o dialectos de lenguas romances perdidas). Las lenguas romances o latinas son un subgrupo de lenguas indoeuropeas, es decir todas ellas son a su vez indoeuropeas. Esto es así porque son latín modificado y el latín es una lengua indoeuropea del subgrupo itálico, lo que quiere decir que el grueso de su léxico y las estructuras de la lengua son indoeuropeo.
Por la génesis y la vida de esta lengua, en lo que se refiere a su léxico tenemos la siguiente situación:
  1. La lengua se formó a partir del latín y su léxico, luego, aparte de todas las estructuras lingüísticas, las palabras patrimoniales son básicamente latinas. Por el hecho de ser latinas son a la vez indoeuropeas, pues las raíces latinas en su conjunto tienen un origen indoeuropeo. Pero en ese léxico latino vulgar, por ser el latín una lengua viva que también tenía su contacto con otras lenguas, había ya algunos préstamos de otras lenguas que conservamos, como:
    • Palabras de origen griego que constituyen el principal grupo de préstamos en el latín. El griego, lengua que alcanzó su esplendor cultural varios siglos antes que el latín, siempre fue una lengua de contacto (de adstrato) para el latín, dada su pujanza y grado de uso en la zona oriental del Mediterráneo. Y así incluso en el Imperio romano, en la zona Oriental se hablaba corrientemente griego. Esto hacía que además todos los romanos con estudios superiores estudiaran también griego, y aunque en Hispania no se habló jamás griego al menos por parte de la gente corriente y modesta, una serie de palabras griegas habían pasado a formar parte del latín, y así desde el origen, tenemos toda una serie de palabras del vocabulario corriente que son remotamente de origen griego, como por ejemplo pena, bodega, perejil, ampolla o teatro.
    • Unas pocas palabras de origen celta, como por ejemplo canto (con el sentido de borde) o salmón, lengua hablada en toda la Galia y en su variante celtibérica en buena parte de Hispania cuando los romanos llegaron. Del celtíbero parece proceder por ejemplo la palabra perro.
    • Algunas palabras de origen germánico introducidas en el latín vulgar, no sólo porque los germanos eran los vecinos del norte, sino porque de hecho penetraron en el Imperio Romano. Además, por ejemplo en Hispania, a la caída del Imperio Romano se formó un reino visigodo, regido por unas élites guerreras visigodas que, aunque hablaban latín, tenían una lengua germánica como lengua materna. Así por una vía o por otra, llegaron al latín vulgar tardío palabras germánicas, como por ejemplo guerra, guardar, esclavo o rico.
    • Algunas escasísimas palabras de las que se sospecha un origen peninsular prerromano, procedentes de las lenguas hispanas extintas, pero que pudieron quedar en el fondo léxico de los hablantes hispanos del latín, como la palabra balsa o algunos topónimos, así como alguna escasísima palabra de origen vasco, lengua vecina de la comunidad que gestó el castellano, como por ejemplo izquierda o cencerro.
    • Por último en el latín también había raros términos de distintas lenguas orientales, como por ejemplo la palabra tiro y el verbo tirar, que parecen proceder del persa.
  2. Una vez formado ese castellano que sería después llamado español, empezó a adquirir nuevos aportes léxicos debidos en parte a sus avatares históricos, de los cuales importa destacar:
    1. Principalmente un nuevo y gigantesco aporte de palabras del latín sin alteraciones, y este aporte constituye el grupo mayoritario del léxico del español: son los conocidos cultismos latinos que invaden toda el habla, pues hasta palabras tan corrientes como nocturno y amor son cultismos. Este proceso se debe sencillamente a un hecho: el castellano gestado, como todas las lenguas romances, era en principio una lengua de campesinos analfabetos y gentes muy modestas con un vocabulario limitado referido a las cosas concretas de la vida. Las élites cultas de la sociedad seguían hablando y escribiendo latín, y sólo en esta lengua podían comunicarse entre ellos y expresar sin problemas toda la riqueza posible de ideas. En cuanto el castellano o español tuvo que ser utilizado para legislar, para escribir para el pueblo, etc. de la mano de formas estatales más complejas, desde los estratos cultos de la sociedad se produjo un traslado directo de infinitos términos del latín que la lengua romance había olvidado. Fue muy sencillo, pues fue insertar de nuevo latín dentro del latín. Este proceso de culturización y ampliación léxica se produjo en todas las lenguas romances (francés, italiano, ...etc.) y hasta en algunas no romances como el inglés, en que lo hicieron copiando del francés. En el caso del español este proceso tuvo su mayor intensidad en el S. XII y se prolongó con fuerza hasta el XV, aunque más levemente nunca cesó y continúa hasta la actualidad con la configuración de nuevos términos a partir de raíces latinas (piénsese en vocablos como ferrocarril, frigorífico, avión o astronave).
    2. Un importante grupo de arabismos. Los musulmanes y con ellos la lengua árabe penetraron a principios del S. VIII en la península y acabaron con el debilitado estado visigodo, una parte de cuyas últimas élites huyó al norte de España. Los musulmanes que pasaron no fueron tantos: unas escasas élites de origen árabe y un contingente de tropas de origen bereber norteafricano, pero impusieron su poder político en parte del territorio y allá donde lo hicieron buena parte de la población hispanorromana se arabizó en lo religioso y cultural y poco a poco también en lo lingüístico. Los musulmanes estuvieron presentes en la península (sobre todo en el Sur) hasta fines del S. XV, ocupando más o menos territorios según las épocas, ya que la Reconquista de los estados cristianos del norte los fue reduciendo territorialmente a lo largo de la Edad Media y al final sólo tenían un reino en Granada. En los territorios ocupados por los árabes en principio también se hablaban lenguas romances (se conocen como mozárabes, por la presencia de vocablos árabes en ellas), pero se fueron perdiendo ante la presión del árabe. Cuando las élites árabes fueron definitivamente expulsadas, los procesos de repoblación y otras medidas erradicaron el árabe. Sin embargo quedó un importante grupo de vocablos de origen árabe en el español, como algarabía, alcalde, acequia, etc.
    3. Un importante bloque de palabras de origen griego, algunas trasladadas del griego clásico, pero en su mayoría neologismos de nueva acuñación para las diversas ciencias. En efecto, desde fines del S. XV, en parte por el traslado de muchos eruditos y textos de Constantinopla tomada por los turcos, y en buena medida por el fenómeno cultural llamado Renacimiento y Humanismo, que supone una intensa recuperación cultural del mundo clásico griego y romano, no sólo intensifica la recuperación de más términos latinos, sino que inaugura un despegue de la ciencia que es creciente y un recurso cada vez más intenso que se prolonga hasta nuestros días a las raíces griegas para la creación de innumerables términos, sobre todo científicos, como telescopio, bacteria, hematuria, cardiología y todos los que podamos evocar. Este fenómeno no es exclusivo del español, sino que se da en general en las lenguas europeas y occidentales.
    4. Toda una serie de palabras procedentes de lenguas americanas (mapuche, maya, quechua...etc.). En efecto, desde la llegada de Colón a América a fines del S. XV y la incorporación de muchos de sus territorios a la Corona de Castilla, el español será exportado a América y constituirá lengua usual y oficial de la mayoría de países latinoamericanos. Allí entra en contacto con nuevos productos que denominar y en general con muchas lenguas previas, de las que tomará toda una serie de vocablos, como por ejemplo tomate, maíz, cacique, etc.
    5. Algunas palabras procedentes de lenguas de la península ibérica, como el catalán, gallego o portugués. En general son palabras que se insertan muy bien en la lengua, pues suelen ser palabras latinas, sólo que evolucionadas en otra comunidad romance.
    6. Algunos italianismos, introducidos sobre todo desde el Renacimiento y relacionados sobre todo con el campo de las artes y la literatura, como por ejemplo, novela, piano o esdrújula.
    7. Una serie de galicismos o palabras del francés, lengua que tiene una preeminencia política y cultural grande en los siglos XVIII y XIX y que hasta bien entrado el S. XX fue considerada la lengua internacional de la diplomacia, que son palabras como por ejemplo jefe, garaje, chófer o mermelada. Del francés y el italiano cabe decir lo mismo que de las lenguas peninsulares: sus préstamos son mayoritariamente de origen latino, sólo que evolucionados en otra comunidad romance, por lo que en general se adaptan fácilmente a la lengua.
    8. Una serie de anglicismos o palabras procedentes del inglés, lengua cuya preeminencia internacional se da hoy en día con mucha fuerza. Estos préstamos, si realmente son de palabras de raíz anglogermánica, son de más difícil adaptación y siempre hay dudas en su variación morfológica hasta lograr una adaptación completa. Son palabras como fútbol, cóctel, esnob, etc. Pero a veces el inglés lo que nos reenvía son puros cultismos latinos en nada ajenos, que esa lengua había adquirido del latín a través de otras lenguas romances, como video o informática.
    9. Por último también el español, lengua viva y en contacto general con el mundo, como todas las lenguas, puede tener esporádicamente algunas palabras aisladas tomada en distintos momentos de su historia pasada o presente de muy diversas lenguas, como africanas o asiáticas.
Es importante señalar que desde el Renacimiento el español se regula, se fijan sus normas y su gramática (es notoria la Gramática de Antonio Nebrija, compuesta en 1492, por ser autor pionero en esta labor) y que a principios del S. XVIII se crea la Real Academia Española, organismo fundamental hasta hoy en la ardua labor de recoger las voces, regular los usos y velar por la corrección de la lengua.
oeuropeas. De hecho la casi totalidad de las lenguas generadas en Europa son indoeuropeas, desarrolladas por pueblos que en época prehistórica, anterior a todo documento escrito, fueron asentándose en todos los territorios indoeuropeos y haciendo nacer lenguas a partir de un remoto tronco lingüístico común que llamamos indoeuropeo.

 

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